Marcelo Barbato: invertir en seguridad del paciente “es un imperativo ético”
Y lo justifica con números. "Entre el ocho y el nueve por ciento del gasto en salud se va en los eventos adversos que se producen. En el país se invierten 4.000 millones de dólares en salud. Bueno, casi 400 millones se van en eso. No está mal invertir dos o tres millones en conocer qué pasa. Va a ser un ahorro", señaló en entrevista con Ser Médico para la sección "Protagonistas".
"Además es ético porque uno ingresa a los pacientes para mejorarlos, aliviarlos, curarlos", añadió Barbato.
Según contó, se comenzó a involucrar en el tema de la seguridad del paciente en 2006. Ese año hubo un episodio que impulsó el desarrollo de una estrategia sobre el tema: una enfermera fue presa porque inyectó un preparado enteral en una vía venosa central de un paciente.
Varios años después, en 2012, la aparición de los "enfermeros asesinos" –como se conoció al caso que terminó con dos enfermeros presos por matar pacientes, según entendió la Justicia- sirvió como disparador de un refuerzo de la estrategia relacionada con el tema.
Esto, pese a que la seguridad del paciente no se ocupa de personas que tengan intencionalidad de dañar sino que busca estudiar y contrarrestar los eventos adversos –es decir, los errores- que sin intencionalidad se cometen a diario en el ejercicio de la práctica médica.
"La seguridad del paciente es una disciplina bastante nueva, no tiene más de 20 años. Surge como la mayoría de las industrias de servicios o productos, por temas económicos. A ciertos sectores de profesionales les encargaron estudiar por qué había tantas denuncias de mala praxis. Uno de los estudios más grandes fue en Nueva York, con gente de la Universidad de Harvard. Dio que entre el 3 y el 4% de esos pacientes sufrían algún tipo de daño vinculado a la asistencia, no a la enfermedad. Cuando se empieza a revisar, se ve que el 73% de los eventos adversos no eran mala praxis, eran errores muchas veces inducidos por el sistema", explicó Barbato.
El médico señaló que es clave que los sistemas e instituciones pongan "barreras" para que los eventos no sucedan. Algunas son físicas, como por ejemplo la prescripción electrónica de medicamentos y otras implican prácticas del equipo de salud.
"Acá en terapia intensiva (del Hospital Maciel) el ejemplo más común es que la nurse le diga al médico, por ejemplo, ‘doctor se olvidó de tal medicación, o tal procedimiento'. Y que el médico responda: no me olvidé, o sí. Pero es una barrera humana", señaló Barbato.
En el servicio que dirigen comenzaron a realizar, en esa línea, una "lista de eventos adversos". "Tenemos un listado que vamos a empezar a hacer seguimiento, entre los que están las bacteriales por catéter de zonas infecciosas, las mecánicas como el neurotorax, la tasa de ausentismo que implica un riesgo enorme, las fallas de sutura en cirugía entre otras. Vamos a hacer un seguimiento para estudiar la incidencia pero sobre todo para analizar las causas de que se produzcan", informó.
En línea con conocer la situación de los eventos adversos, el MSP realizó una encuesta que concluye que nueve de cada 10 médicos presenció comportamientos disruptivos.
Barbato contó que los pasos que seguirán en los próximos meses incluyen "involucrar a todos los actores". "Es muy difícil implementar un cambio sin la participación de todos. Las sociedades científicas tienen que participar, los sindicatos de médicos y trabajadores y obviamente las instituciones", señaló.
Agregó que lo que se intentará modificar es "la cultura institucional", porque "solo con el compromiso de cada uno de los jefes de servicio y de departamentos puede funcionar".
"La obligación ética es que el equipo de salud corrija, mejores sus comportamientos y sepa que influye sobre el paciente. Eso es lo más grande que hay que implementar y es un paso muy importante", indicó.
lunes de 12 de mayo de 2014